Paliza reparatoria en la provincia de Buenos Aires

Ayer la mayoría de los/as bonaerenses dieron una muestra de sabiduría colectiva.
Demostraron firmeza ante tanto atropello, maltrato y órdenes de subordinación.
Más de la mitad del electorado de la mayor provincia argentina dijo BASTA.
Los humillados, los trabajadores organizados, los tercerizados, los trabajadores de la economía popular, los jubilados, los familiares de discapacitados, los jóvenes que aterrizaron sin historia política previa, los despedidos, los suspendidos, los estudiantes del sistema público de educación y muchos desocupados unieron su voto en una proporción que no esperaban ni siquiera los ganadores de la elección.
La reacción fue masiva, desparramada en todo el territorio provincial, en las ciudades y en el campo, intergeneracional y consciente. Especialmente consciente.
Fue un freno al maltrato del gobierno nacional, al atropello de los trolls en las redes, a la pretendida indiferencia popular, a la prepotencia de quienes se declaran a favor de la libertad pero no soportan la más mínima crítica, al grito desaforado, a la falta de argumento, al individualismo primitivo, al “sálvese quien pueda”, al “a mí nadie me regaló nada”, a la idea del “metro cuadrado” como eje vertebrador de la sociedad.
Fue una advertencia severa a quienes gobiernan y un grito extendido de que no hay dueños de los votos cuando el desatino de los jerarcas juega con la asfixia popular. Puede ser la inflación desenfrenada, el parate de la economía, la corrupción televisada en la entrada de un convento, la coima denunciada por los propios compinches, la precarización laboral sin límites, la entrega de los recursos naturales, el veto como forma de gobierno la pérdida vergonzosa de la soberanía nacional, la genuflexión al poderoso provisorio del mundo.
Es cierto que la abstención creció al 40% y es un dato a tomar en cuenta. No todo ese universo está alejado de la política. Quizás, la mayor parte de ese colectivo lo haya hecho como una forma de protesta a pesar de los llamados enfáticos de todos los políticos y medios de comunicación. No es un dato menor. Debilita a la democracia y aleja el principio de comunidad, de Nación.
El 7 de septiembre, Día del Metalúrgico/a y del Trabajador/a Cinematográfico en Argentina, fue un domingo de gol. Las mayorías en la provincia de Buenos Aires la colgaron del ángulo. Golazo dirían los relatores de antaño. A partir de hoy se juega otro partido de este campeonato eterno en el que los pueblos buscan un camino eficaz para vivir mejor y alejarse del individualismo corrosivo, la locura inhumana de principios del siglo XXI, de la concentración obscena de riqueza de unos pocos ante la mirada atónita de millones que la producen.

#unPelícanocaminanteconuna sonrisa en el ojal

Rubén Ruiz / El Pelícano